¿No sería un crimen atroz que empezáseis luego a sacar los ojos a los ciudadanos, a corcharles con plomo los oídos, a privarles del gusto con cauterios? Pues más crueles sois en sacarles los ojos del alma, en privarles de la voz, en cubrirles el pensamiento con una plancha de brea. Si habéis oído al ruiseñor, ya sabéis que música divina fluye a torrentes de esa plateada garganta. Pero tomadle, ponedle en jaula de repente cuando soltaba la voz libre y sin recelo en el parque de Versalles o en los bosques de la Alhambra, y si os apura la cruel insensatez, liadle bien el pico con un entorchador. ¿Qué vendría a ser esta avecilla dulce y armoniosa, este divino instrumento con que natura se regala en sus soledades y melancolías? Un pedazo de materia inútil, sin hechizo de ninguna clase.
JUAN MONTALVO
Texto tomado de EL COSMOPOLITA