Por: Martha Tayo
En Malqui Machay, del cantón Sigchos, en la provincia de Cotopaxi, una caminata realizada el 23 de septiembre anterior dio inicio a la toma de posesión simbólica para este pueblo, de las ruinas en las que se considera fue la última morada del inca Atahualpa.
El interés de la ciudadanía indígena en este sitio es grande, en especial desde que está probado científicamente, mediante una investigación realizada hace muchos años por la académica Tamara Estupiñán, de que ahí fue el último refugio y por ende donde reposan los últimos vestigios de los incas.
A raíz del encuentro de estos vestigios, la población prepara actos ceremoniales que los incas practicaban en aquellos tiempos. “Fue una civilización muy disciplinada, con costumbres muy estrictas, y aunque ha pasado mucho tiempo -alrededor de 500 años-, eso no se ha logrado olvidar, no está sepultado, está vivo”, sostiene José Villamarín, alcalde de Sigchos.
A la caminata, que según lo reconoce Villamarín no tuvo demasiada difusión, se sumaron moradores del sector, organizaciones de Pangua, en especial de Angamarca la Vieja, y toda la red de los centros experimentales SEIC, que es bilingüe, moradores de algunas comunidades de las diferentes parroquias como Isinlivi, Chugchilán, Zumbahua.
En primera instancia se habló de un aproximado de 200 personas que caminarían, pero con las personas que se sumaron se llegó a un aproximado de 1.000, que es un número importantísimo de personas que estuvieron dispuestas a caminar desde Chugchilán hacia Quindigua, que fue el centro de concentración.
En cuanto al rumor de que se cobraban entradas para poder visitar estas ruinas llenas de historia, el Alcalde manifestó que eso se está haciendo porque se las ha declarado como de utilidad pública. “Se le ha tratado de situar una tarifa, pero no como municipio, esto lo ha hecho el dueño de la propiedad con la finalidad de cubrir algunos gastos que él tiene, porque el dueño tiene que hacer vigilancia, cubrir una serie de pérdidas y todo esto le genera gastos. Además, esto sirve para frenar la entrada incontrolable que se empezó a producir”, manifiesta.
En los fines de semana había de 300 a 200 personas que empezaron a destruir el lugar, lo cual es preocupante, ya que si bien la investigación histórica está concluida, no así la investigación arqueológica, que está por comenzar.
Al momento, el Ministerio de Patrimonio está hecho cargo del sitio, y ya se han mantenido reuniones con la ministra María Fernanda Espinoza, en las que se le ha entregado una carta de Estado para que la investigaciones continúen y así se pueda determinar las obras emergentes para que la ciudadanía en general puede seguir llegando y por ende incorporar cada vez más el turismo. “En ese camino estamos, todo es cuestión de tiempo, por eso pedimos a la ciudadanía la comprensión, vamos a ser sumamente responsables de que ese monumento nosotros no lo vamos a dejar que se pierda, como muchos que se han perdido durante décadas en la provincia de Cotopaxi y en el país”, concluye el Alcalde.
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